Fotógrafo impulsivo y caminante. Compré mi primera cámara réflex en 1987 para seguir lo pasos de mi abuelo materno, al que siempre recuerdo con una vieja -yashica- cruzada en el pecho. Desde entonces no he podido dejar de mirar el mundo e imaginarlo a través de un visor y de tratar de capturar instantes en la calle.
Fotógrafo impulsivo y caminante. Compré mi primera cámara réflex en 1987 para seguir lo pasos de mi abuelo materno, al que siempre recuerdo con una vieja -yashica- cruzada en el pecho. Desde entonces no he podido dejar de mirar el mundo e imaginarlo a través de un visor y de tratar de capturar instantes en la calle.
